¿Cómo tributan los dividendos en el IRPF? Si ya estás invirtiendo o estás a punto de dar el paso, seguro que esta duda te va a rondar la cabeza. En Bolsillo Financiero nos enfocamos en darte información clara, útil y sin complicaciones, pensada para quienes quieren invertir con criterio, no a ciegas. Así que vamos a explicártelo de forma sencilla pero completa, para que entiendas bien cómo te afecta este impuesto en tus inversiones… y no te lleves un susto cuando llegue la hora de rendir cuentas con Hacienda.
¿Cómo funciona la tributación de los dividendos en España?
Cuando cobras dividendos, Hacienda no lo ve como un regalo caído del cielo. Para ellos, es otra fuente de ingresos. Así que no, no es dinero limpio de polvo y paja: forma parte de los rendimientos del capital mobiliario y tienes que declararlo en tu IRPF. Ahora bien, no se tributa igual que un sueldo o una pensión. Los dividendos tienen su propio sistema.
La tributación de los dividendos va sobre la base del ahorro, y aquí entran diferentes tramos según lo que hayas ganado:
- Hasta 6.000 euros: tributas al 19%
- De 6.000 a 50.000 euros: al 21%
- De 50.000 a 200.000 euros: al 23%
- De 200.000 a 300.000 euros: al 27%
- A partir de 300.000 euros: al 28%
Así que si solo cobras unos cuantos cientos de euros en dividendos, tranquilo, el impacto en tu declaración será pequeño. Pero ojo: si tus ingresos por esta vía empiezan a crecer, vas a notar que Hacienda también afina el lápiz… y te pide un trozo cada vez más grande del pastel.
La fiscalidad de dividendos
Aquí tienes que saber que no todos los dividendos funcionan igual. Puede que te paguen en dinero, pero también que recibas acciones en lugar de efectivo, lo que se llama «dividendo flexible» o «script dividend».
Si recibes dinero, directamente te aplican una retención y lo anotas en tu IRPF. Si recibes acciones, no te retienen nada de momento. Pero ojo: cuando vendas esas acciones, tendrás que tributar por la diferencia entre su valor en el momento de recibirlas y el precio de venta. Así que, aunque no pagues ahora, no es gratis: pagas después.
¿En qué consiste la doble imposición en los dividendos?
Aquí llega uno de esos temas que más lío genera entre los inversores: la doble imposición. Y créeme, es normal que cueste entenderlo, porque no es precisamente algo intuitivo.
La cosa funciona así: la doble imposición aparece cuando el mismo dividendo paga impuestos en dos sitios distintos —el país de origen (donde está la empresa que te paga) y España (donde tú declaras tus ingresos)—. O sea, te pasan factura dos veces.
La buena noticia es que España tiene firmados acuerdos de doble imposición con muchos países para que no termines pagando todo el impuesto por duplicado. Gracias a esos convenios, puedes deducirte una parte de lo que ya pagaste fuera.
En general, el límite que te puedes deducir es del 15% del dividendo bruto recibido. Eso sí: si en el país de origen te retuvieron más, tendrás que pedir la devolución del exceso directamente a su administración tributaria. Sí, un poco de papeleo extra… pero a veces merece la pena.
Acciones
Cuando inviertes en acciones extranjeras, casi siempre te encuentras con una retención en el país de origen. Por ejemplo, si tienes acciones de empresas alemanas, ellos primero te aplicarán su retención estándar… y lo que te llega ya viene con ese “descuento” hecho.
Después, cuando toque hacer la declaración en España, tendrás que incluir el dividendo completo como ingreso. Eso sí, podrás restarte como deducción el 15% o el porcentaje que corresponda según el convenio que España tenga con ese país. No te libras de declarar todo, pero al menos puedes aliviar un poco la carga.
En este otro artículo tienes más información sobre qué son las acciones.
ETF
Con los ETF pasa algo muy parecido. Si el fondo reparte dividendos y está domiciliado fuera de España, te aplicarán la retención del país de origen antes de que veas el dinero en tu cuenta.
¿Y luego? Pues el procedimiento para ajustar esa doble imposición en tu IRPF es exactamente igual que con las acciones: declaras todo el dividendo como ingreso y aplicas la deducción que corresponda. Mismo lío, mismas reglas.
Sicav
Si tienes participaciones en una Sicav, la cosa cambia un poco. Estos vehículos tributan sólo al 1% en el Impuesto sobre Sociedades —sí, has leído bien, un 1%—. Pero ojo, porque cuando reparten dividendos, tú tienes que declararlos igual que si vinieran de cualquier otra acción.
Es decir, esos dividendos van directos a tu base del ahorro, siguiendo los mismos tramos que te conté antes. Así que, aunque por dentro tributen muy poquito, a ti te toca pasar por caja igual que siempre.
Fondos
En los fondos de inversión la fiscalidad depende del tipo que elijas. Si apuestas por fondos de reparto —los que distribuyen dividendos periódicamente—, tendrás que tributar cada vez que recibas un pago. No hay escapatoria ahí.
En cambio, si prefieres fondos de acumulación, no pagarás nada mientras el fondo siga reinvirtiendo las ganancias. Solo pasarás por Hacienda cuando decidas vender tus participaciones y obtengas plusvalías. Más cómodo si quieres aplazar impuestos y dejar que el dinero trabaje para ti un tiempo.
Dinero en metálico
Cuando cobras dividendos en metálico directamente desde el extranjero, el procedimiento no cambia mucho. Declaras el importe total que has recibido, aplicas la deducción que corresponda según el tratado de doble imposición, y tributas por la diferencia.
Eso sí, tenlo siempre claro: a Hacienda le da igual de dónde venga el dinero, quiere que todo esté bien reflejado en tu declaración. Mejor no dejar cabos sueltos.
Las retenciones del IRPF de los dividendos
En España, los dividendos que cobras ya vienen con una mordida previa: la retención del 19% a cuenta del IRPF.
Esta retención funciona como un adelanto. Es decir, cuando presentes tu declaración anual, Hacienda ya sabrá que has pagado un 19% de ese dividendo. Si después, al hacer la cuenta final, debes pagar más según tus tramos, pagarás la diferencia. Si no, te saldrá a devolver.
Hay algunos casos en los que la retención no se aplica:
- Si la participación supera el 5% y se mantiene durante al menos un año, no hay retención entre empresas.
- En operaciones intragrupo, cuando se cumplen los requisitos establecidos.
Pero si eres inversor particular, como la mayoría, no te libras: el 19% te lo aplicarán sí o sí en el momento de cobrar.
Las exenciones del IRPF de los dividendos
Hace unos años, los primeros 1.500 euros que cobrabas en dividendos estaban exentos de IRPF. Era un pequeño alivio para los pequeños inversores, un respiro que ayudaba a empezar.
Pero eso cambió en 2015: ahora, todos los dividendos tributan desde el primer euro, sin importar cuánto cobres. No hay mínimos exentos.
Lo que sí sigue vigente es una exención parcial, pero ojo: solo aplica al Impuesto sobre Sociedades. Si una empresa cobra dividendos de otra empresa en la que tiene al menos el 5% del capital, puede aplicar una exención del 95%. Pero esto afecta a empresas, no a ti como persona física.
En resumen: si inviertes a título personal, cuenta con que cada euro que recibas en dividendos irá directo a tu declaración de IRPF. Sin excepciones.
Fuentes:
- La guía definitiva sobre tributación de dividendos (Ver enlace)